Por: Cesar Acosta
Manolo (Diego Peretti) está pasando por una fuerte crisis de la mediana edad. Su matrimonio con Beatriz (Aitana Sánchez-Gijón) se encuentra en un punto decisivo. Ella tiene un amante que está dispuesto a dejarlo todo por su amor, y él estancado en la rutina de su trabajo y con una nula comunicación con sus hijos.
"Matub", una palabra que en árabe quiere decir estaba escrito, es quizá la forma apropiada para denominar el encuentro de Manolo con Antonio (Andoni Hernández), un chico de 15 años en las últimas etapas de un cáncer de médula, quien le enseñará a vivir una vida plena.
Aunque en el papel una enfermedad terminal se vuelve solemne, Paco Arango le da a esta historia, basada en hechos reales, muchos toques de humor. Cuando llega una noticia triste, el impacto no le dura mucho al espectador porque sale algo que te vuelve a llenar de energía, de vitalidad.
El personaje de Antonio es especial, un niño que a su edad afronta con mucha determinación y fuerza la enfermedad que le aqueja, sabiendo en todo momento lo que puede suceder debería ser un ejemplo para nosotros que no estamos conformes con lo que tenemos, cosas tan banales que son incomparables con ese dolor y sufrimiento.
Lo diferente de "Cambio de planes" es que no se centra específicamente en el cáncer, si no en las que cosas que puede hacer un chico, las vidas que puede cambiar a su paso, en lo importante de vivir cada segundo al máximo. La enfermedad es un personaje más en la trama, no es el protagonista; quizá eso sea por lo que vale la pena.
Una historia conmovedora que te hace ver la vida de una forma distinta, con realismo a pesar de las tantas coincidencias existentes en el guión, pero sobre todo con lecciones que valen la pena resaltar como la ayuda al prójimo, la esperanza, la amistad, y la fe.
Sin duda alguna, el mensaje es lo fundamental en la película. Salir a vivir la vida, afrontarla con ilusión y con determinación para conseguir lo que queremos.
Cambio de planes, una película que vale la pena ir a ver.
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