lunes, 5 de noviembre de 2012

Locos por los votos.

Cuando leas esto, quizá ya hayan pasado las elecciones para elegir al Presidente de los Estados Unidos de América y sabrás hasta el ganador de los comicios. 

"Locos por los votos" habla de eso precisamente, de la forma en se forma toda una campaña política para ganar votantes y obtener la victoria. Su mayor acierto es que no pretende conseguir un cambio de mentalidad ni que toquemos fondo, si no entretener a pesar de los bloopers y situaciones que se recrean, lo cual hace con creces.

La película es una clara crítica a esa forma en que suceden las cosas, en cómo no sólo se juega un escaño (en este caso un lugar en el Congreso), si no en todo lo que hay alrededor. Un filme donde lo único que importa son los intereses personales.

El congresista Cam Brady (Will Ferrel) tiene miedo a perder los lujos, la buena vida que lleva, que todo lo puede hacer sin que nadie le diga nada; es tal su costumbre que busca reelegirse por quinta ocasión consecutiva. Y todo parece ir perfectamente, pero un gran error a pocas semanas de las elecciones hace que un par de ejecutivos adinerados planeen poner un candidato rival para de esa forma ganar influencia en el Distrito 14 de Carolina del Norte (lugar donde se lleva a cabo la trama).

El elegido es Marty Huggins (Zach Galifianakis), nativo del lugar y director del centro turístico lugar. Un pobre diablo que no parecería ninguna amenaza, pero que con la ayuda de Tim Wattley (Dylan McDermott) su despiadado director de campaña y las conexiones de su familia se convierte en un firme contendiente.

El director y productor Jay Roach (Bruno y Borat como productor, Asutin Powers y Dinner for Schmucks como director) logra un buen trabajo dándole el toque justo de comedia que requiere, no demasiado excesivo pero sí lo suficiente para parodiar de alguna manera las acciones en una campaña de este tipo. Los diálogos están constituidos de manera tal que se muestra al espectador varias artimñanas utilizadas para desprestigiar al contrincante. Las peleas entre los protagonistas resultan épicas por lo ridículo en que suceden y en lo que desembocan. Ese es, quizá, el punto culminante.

Will Ferrel (Casa de mi padre, Austin Powers) crea un político casi perfecto, que está cómodo con su situación actual y hace hasta lo imposible por seguir así. Por su parte, Zach Galifianakis (The Hangover, Up in the air) logra un buen personaje gracias a su evolución dentro del filme, iniciando como un perdedor que se deja llevar por el mundo de la política para llegar a ser el hombre noble y honesto que es. Mención aparte merece Dylan McDermott (The Messengers, Ciudad sin ley) que en su papel de cerebro de la campaña hace que su personaje sea implacable pero que consigue su cometido, ganar votos a toda costa.

Si bien es cierto que "The Campaign", por su título en inglés, se enfoca a temas propios de Estados Unidos, bien podría trasladarse a lugares comunes como lo vivido hace unos meses en México lo cual hace factible la identificación de temas que se vuelven de interés público.

Una película que vale la pena ver.


Por @cesaracostamx

0 comentarios:

Blogger Template by Clairvo