martes, 12 de marzo de 2013

La noche que todo cambió


Por Fernanda Sánchez
@Mafersar


15 días duró la crisis en el seno blaugrana. Una crisis que pasaba más por lo mental y anímico que por lo futbolístico y lo físico. Tras perder en San Siro contra el Milan y morder el polvo contra el Real Madrid 2 veces consecutivas, este equipo tocó fondo.

Comida a media semana para hacer piña y volver a las bases. Había que reestructurar y dar el golpe definitivo para consagrarse como el mejor equipo que ha jugado este deporte; cuando todos creían que la serie había quedado definida conociendo antecedentes de marcadores adversos a remontar, apareció el mejor Barcelona de la era Vilanova encargada a Roura. ¡Qué espectáculo!

Más allá de la cátedra futbolística que los blaugranas dieron esta noche sobre el césped del Camp Nou, lo destacable es la unión de la plantilla y la tremenda resurrección de un equipo al que todos daban por muerto pese a ser el mejor del mundo en la actualidad. No hubo ni un momento de dudas. De pronto recordé al Xavi del mundial (2010), en la prórroga del partido contra Holanda: “Esto se gana”, con ese mismo convencimiento me acordaba de sus palabras tras la derrota en Milán, “A este equipo le hace falta una remontada histórica”. La historia, el fútbol y la afición se merecían una remontada de época como la de hoy, pero quién más se la merecía era el Barcelona. Porque es un equipo enorme que le he dado al fútbol uno de los regalos más grandes: la alegría por jugarlo y vivirlo. Amor puro, diríamos los románticos a los que nos gusta el juego bonito y  el nacimiento de ídolos a quienes consideramos héroes capaces de lograr hazañas. Han transformado el concepto de futbolistas y la preponderación del juego: respetándolo y honrándolo. 

Con un ritmo endemoniado que desafió el fondo físico de ambos equipos, el Barça forjó un capítulo más de su fascinante historia. La remontada que Xavi aclamaba se consiguió con el juego de siempre, sin arrebatos, moviendo el balón hasta que apareciera la jugada. El Barça ha construido su leyenda con ese juego y desde ese mismo juego la ha reemprendido en una noche que le servirá para enterrar dudas, de paso nos confirmó que ahora mismo este equipo no tiene rival más fuerte que él mismo, ese en el que rondan algunos fantasmas propios de la incertidumbre que hay en el banquillo pero que se rumora que en 2 semanas terminarán. 

Ahora, como si fuera un resplandor, aparece una luz en el momento clave de la temporada para una plantilla que parecía ahogada hace 15 días y por la cual muchos no daban crédito, con un inmenso Lionel Messi que cargó al equipo y apareció con su magia justo cuando se le necesitaba y cuando más se le criticaba. Con un Piqué que un día antes ejercía de líder feroz “Quien no crea en nosotros, que no vaya al estadio” acto seguido: el Camp Nou lució pletórico; y ahora un David Villa que resurge de las cenizas de aquella lesión que lo marginó de la Eurocopa, anotando un gol que puso al Barça en 4tos de final. Grítalo Guaje, que lo mereces, porque quizá este Barça ha sido muy ingrato con él cuando es un futbolista de categoría con números envidiables, ni qué decir de su profesionalismo. Pero hoy todo se superó, ninguno quedó a deber, aparecieron los que tenían que aparecer y dieron una muestra de jerarquía que pocos equipos pueden presumir. 

No es que este equipo necesitara demostrar algo, a estas alturas esta plantilla ya no tiene nada que demostrar, sí cosas que reafirmar, su inconmensurabilidad por ejemplo, misma desde la cuál salieron airosos en una de las gestas heroicas del fútbol mundial que ojalá podamos disfrutar muchos años más y seguir apelando a la épica que recita los poemas más hermosos alrededor de un balón de fútbol. 

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