martes, 19 de marzo de 2013
Por @cesaracostamx
La precuela ubicada 20 años antes de lo contado en el libro El maravilloso Mago de Oz, es una película con grandes inconsistencias a lo largo de sus 130 minutos de duración.
Oz el poderoso recrea los orígenes del Mago de Oz. Oscar Diggs (James Franco), un mago de circo de poca monta y de dudosa reputación, es arrojado desde la polvorienta Kansas al reluciente País de Oz. Está convencido de que le ha tocado el premio gordo y que la fama y la fortuna están a su alcance. Pero las cosas cambian cuando conoce a tres brujas: Theodora (Mila Kunis), Evanora (Rachel Weisz) y Glinda (Michelle Williams), que no están nada convencidas de que Oscar sea el gran mago que todo el mundo estaba esperando. A su pesar, Oscar debe enfrentarse a los enormes problemas que tiene el País de Oz y a sus habitantes, y tendrá que descubrir quiénes están de su lado y quiénes son sus enemigos antes de que sea demasiado tarde. Utilizando sus juegos de magia con ingenio, fantasía y algo de brujería, Oscar no sólo se transformará en el grande y poderoso Mago de Oz; sino también en un hombre mejor.
Desde el momento que decides verla es porque tienes una mente abierta, o simplemente no había otra opción. Sam Raimi, el director de la película junta a un buen elenco, digo, ahí está Mila Kunis, una mujer por la que todos los hombres hemos suspirados; TODOS, que nadie lo niegue. Pero la historia no termina por ser del todo creíble. Sí, ya sabemos que es ficción, pero les faltó seriedad. No hay que pecar de “creatividad”. El guión de Mitchell Kapner y David Lindsay-Abairese nos cae a pedazos conforme avanzan los minutos para que algo que de por sí ya es fantasía, se fuera por el camino de lo nada creíble.
Los efectos 3D son la muerte en algunos momentos. Sobre todo cuando la cámara se mueve muy rápido, esos efectos se ven horrorosos. Y hay aspectos de las personas y los paisajes que el 3D los hace parecer de cartón. Sin embargo, no todo es malo, porque hay muchos paisajes en los que esos efectos en tercera dimensión los hacen ver hermosos y espectaculares.
En cuanto a las actuaciones, James Franco (Milk, 127 horas) está en lo suyo. No es un gran trabajo, pero sí le da su toque a Diggs. Se nota que ya lleva un camino recorrido y aunque siempre existen inconsistencias en su trabajo, cada vez se centra más en el papel, por hacer lucir a su personaje.
De Mila Kunis (Black Swan, Ted) no podemos quejar. Es hermosa y todo se le perdonaría siempre. Pero si debemos decir algo, eso sería que la hemos visto en mejores papeles. Claro, la historia no le ayuda demasiado y sus dotes como actriz no pueden ayudarle a salvar un mal personaje. Al inicio es maravillosa y nos da ternura, después la odiamos poquito.
El personaje de Rachel Weisz (Constantine, 360) es, en general, bastante bipolar. El carácter que le imprime a Evanora es particular, con una doble cara que todos creemos pero conforme pasan los minutos conoceremos sus verdaderas intenciones. Quizá le falta darle un camino más rígido para que todos la odiemos como debe ser, pero hace un buen trabajo.
Por su parte, Michelle Williams (Blue Valentine, La isla siniestra) en su papel de Glinda peca de bondad que la aborrecemos por muchos lapsos. Su inocencia es tanta que nos da un poquito de pena ajena, aunque eso sí, es bastante inteligente. Es una mujer que no posee tanta belleza como las anteriores, pero que sin duda nos cautiva en pantalla.
Oz the Great and Powerful tiene muchas fallas en su concepción, pero también varios aciertos; como el hecho de la realización de la muñeca de porcela. Es fantástico ver una obra de arte como esa.
La película es bastante palomera; ideal para pasar el rato. No pidas más que eso.
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