La franquicia multimillonaria basada en los libros de Stephenie Meyer, Crepúsculo, llega a su fin, o eso parece, con ésta entrega que sigue el hilo del filme estrenado el año pasado.
Ahora, Bella está por concluir su transformación en vampiro y debe familiarizarse con su nueva condición, básicamente aprender a sobrevivir sin hacerle daño a terceros. Con el nacimiento de Renesmee (la hija de Bella y Edward), la familia Cullen deberá protegerse ante la amenaza de los Volturi ya que existe una ley para los vampiros que prohíbe a todos los clanes convertir a niños, pues son difíciles de controlar y pueden generar auténticas masacres que pongan en peligro la secreta existencia de los vampiros. Es ahí donde surgirán todos los problemas y buscarán la ayuda de vampiros y hombres lobo para salvarse.
Bill Condon (Dreamgirls, Breaking Dawn Part. 1) es el director encargado de las últimas dos películas y cometió varios errores, tales como no haber planeado mejor su estrategia para ingresar poco a poco los personajes que aparecerían en esta entrega lo cual lleva a que el espectador se desoriente con nuevos personajes; más de 15 en Amanecer parte 2. Hay escenas en donde las propias tomas te marean y el público se queda con la sensación de que en las escenas de acción se pudo haber hecho más. Sí, entretienen y te mantienen en suspenso, pero eso poco a poco se evapora.
El guión corre a cargo de Melissa Rosenberg (Dexter, Step Up) como ha sucedido en toda la saga. Está diseñado de tal manera que pasa mucho tiempo con un ritmo demasiado tranquilo y la emoción sólo llega durante 5 minutos. Además, hay variaciones con el libro debido a que le quisieron dar un giro, algo que se vuelve confuso aunque no hayas leído los originales.
El mexicano Guillermo Navarro (El laberinto del fauno, Hellboy) fue el encargado de la fotografía, quizá de lo más destacado del filme con tomas en escenarios majestuosos entre valles nevados, bosques de un verde espectacular, paisajes que se te quedan en la memoria.
En cuanto a los actores, se sacaron la lotería cuando fueron elegidos para interpretar a estos nada convencionales vampiros. Su carrera dio un gran salto, su economía y su fama subió como la espuma y ahora les llueven ofertas laborales de a montón, a pesar de que no son tan buenos actores.
Kristen Stewart (Zathura, The Runaways) en su personaje de Bella tiene pasajes lamentables, en donde la congruencia desaparece, pero otras escenas donde trata de recomponer el camino. Altas y bajas como ha sido su trayectoria. La hemos visto en mejores papeles (no hablamos de ninguna película de Crepúsculo).
De Robert Pattinson (Bellami, Harry Potter and the Globet of Fire) hemos platicado varias veces. Su carrera necesitaba que ya terminara esta saga, que se enfoque en proyectos más serios para ver si es capaz de ser un buen actor, algo que no ha demostrado hasta el momento.
Por su parte, Taylor Lautner (Historias de San Valentín, Sin salida) siguió como pudo su papel de antagonista en la trama. Trató de dar lo mejor de sí pero se quedó en el intento. Le falta, al igual que a sus compañeros, dar el paso que lo coloque como un actor que sabe realizar su trabajo de buena manera.
The Twilight Saga termina esta etapa, en donde millones de adolescentes alrededor del mundo sufrieron, amaron y lloraron con cada película. Ahora viene lo crucial para todos, ver si los que fueron parte de este proyecto pueden seguir vigentes en la industria o es aquí donde terminó su cuento de vampiros.
La película es mala, pero eso ya no es novedad. Sí, te entretiene y divierte por lapsos, pero no es, y por mucho, lo mejor del año. Aunque no duden que arrasarán con los MTV Movie Awards, es la verdad.
Si tu novia te llevó y no tienes elección, trata de verle el lado bueno, estarás con tu chica. Si es por curiosidad, mejor espera a que salga el dvd. Si tienes más opciones, definitivamente elige otra película.
Por @cesaracostamx
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