martes, 23 de abril de 2013
Por: Fernanda Sánchez
@Mafersar
Como dirían los españoles: ¡Vaya palo! el resultado que sacó el Barça en tierras germanas. Le han pasado por encima y de paso le han dado una lección de fútbol que inició en la banca, Tito Vilanova quedó, literalmente estupefacto. De entrada, el técnico catalán erró en la alineación titular: ¿Alexis? Citando a López Dóriga ¿Juay?.
Por qué cuando sabes que tienes que retener la pelota lo mayor posible porque el rival, Bayern Munich, muerde en todas las líneas, metes al jugador con los peores números y sientas a dos jugadores con excelsa retención de balón e incluso con gran labor de desmarque y creación como Cesc Fábregas y David Villa. Desde ahí, el Barça ya había recibido el 1er gol. El 2do llegó cuando el técnico del Barcelona fue incapaz de replantear el partido y peor aún cuando su incapacidad llegó al grado de no hacer ningún cambio durante 81 minutos. Qué falta de respeto para David Villa, 8 minutos para intentar hacer algo cuando la masacre estaba consumada, un aplastante 4-0 que le arrebató al Barça no sólo la posibilidad de alcanzar una final más de Liga de Campeones, sino le arrebató la moral y confirma que futbolísticamente este equipo no encuentra la luz desde hace 3 semanas y que si sigue avanzando rumbo al título de liga es porque en España no tiene rival más que él mismo.
La exhibición del Bayern fue un concierto, pases perfectos, jugadas precisas, qué curioso: muy al estilo del mejor Barcelona. Quizá se precipitaron contratando a Pep Guardiola, pues sin él, la máquina alemana ha encontrado un buen nivel que lo tiene muy cerca de su 2da final consecutiva en Champions League. Equipo compacto, ordenado, desequilibrante, con jugadores como Ribery, Lahm, Schweingsteiger, Robben, Gómez o Müller han logrado ser un cuadro competitivo y con competitivo me refiero a que están para marcar una época en el fútbol europeo.
El Barça por su parte deberá replantearse varias cosas, entre ellas la continuidad de su técnico y de algunos jugadores de la plantilla que parece no tener el nivel necesario para estar en ese cuadro (Ya sé en quién están pensando). Asimismo se tendrá que hacer una revisión de los “valors” porque jugadores como Jordi Alba parece que no lo entienden y quienes no lo entiendan tampoco tienen cabida en este equipo, hay que saber ganar y perder y sobre todo reconocer cuando el rival fue inmensamente mejor que tú, eso es un valor que distinguió a la era Guardiola. Dejemos fuera pretextos como el arbitraje, el Barcelona no está para entrar en ese tipo de valoraciones. El club catalán volvió a sus aficionados exigentes y como tal lo mínimo que deberán hacer la próxima semana es demostrar que aun con un marcador como ese son capaces de dar el corazón ante su público para despedirse de manera decorosa, dirían las abuelas o para apelar al milagro, mismo que podrían encomendar hoy que es día de Saint Jordi y que tiene como bandera un aspecto reivindicativo de la cultura catalana.
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