Llego el esperado día, el 27 de Julio de 2012, habían sido 5 días con el sol cayendo a plomo sobre la capital olímpica pero el 27 justo, Londres decidió mostrarse al mundo como realmente es, lluviosa, majestuosa, glamourosa e imponente.
Las luces se apagaron en el Estadio Olímpico de Stratford, la música empezó a sonar y la magia apareció. Los ingleses hicieron alarde de su riqueza cultural. Personajes maravillosos hicieron su aparición, desde Mary Poppins hasta Lord Voldemort, las típicas nannies y la ilusión de los niños salpicaron al público de esa energía que los niños tienen.
Pero el momento cumbre de la noche llegó cuando Daniel Craig, el agente 007, hizo su presentación, junto a la reina Isabel, en un momento histórico. Rompiendo paradigmas y el protocolo de la casa real. Danny Boyle retrató la mejor versión de Inglaterra, su humor, su realeza y sobre todo un pueblo que mostró sensibilidad a cada emoción que la ceremonia les produjo. Tuvimos pasajes de historia como el voto femenino o la revolución industrial, un par de hitos para el desarrollo de la humanidad.
Pero los londinenses aun tenían que mostrar que son la capital mundial de la música, los dueños de las más grandes glorias musicales. Y cómo, no? Sonaron 97 canciones que a todos nos remitieron a una época o a un momento especifico de nuestras vidas hicieron un recorrido desde The Rolling Stones, The Who, Queen, Sex Pistols, The Clash, Mike Oldfield, Frankie Goes to Hollywood, The Jam, New Order hasta Adele. Y claro el humor británico se hizo presente con Rowan Atkinson, pero faltaba el momento cumbre, ya con las emociones a flor de piel, el estadio y el planeta se estremecieron con la espectacular interpretación de “Hey Jude” en voz de Paul McCartney, el broche de oro para seguir transmitiendo a los corazones de generaciones y decir “Que nos sigan viendo, Londres está de fiesta”.
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