miércoles, 1 de agosto de 2012
¿Cuántas veces se nos ha dicho que allá afuera hay alguna persona destinada a completarnos? “El amor de la vida”, “la media naranja”, “el compañero del alma” , “el indicado”, “el príncipe azul”, "la persona que tiene la llave de tu corazón", son solo algunos de los nombres que se le da a dicha persona, que se supone, algún día llegará a cambiar por completo nuestras vidas. Claro que todo romántico empedernido cree ciegamente esta teoría, estando plenamente seguro de que “algún día llegará”. Levanto la mano de culpable por haber creído esto en algún momento de mi vida.
Aquí, por supuesto, entra muchísimo en juego el hecho de creer en el “destino”, creer que hay un plan maestro que tiene preparada a una sola persona para ti. Esta creencia ha sido inculcada, en gran medida, en el cine y la música románticos, que pintan las cosas de tal manera que pareciera que esas dos personas estaban destinadas a estar juntas, y que la una sin la otra, no es y no puede ser feliz.
¿No es acaso demasiado cruel creer esto? Esta simple creencia de “hay una sola persona para ti” plantea muchas cosas al mismo tiempo. Plantea que mientras no encuentres a esa persona, no estás completo del todo y que eres infeliz sin su presencia. Plantea que otras relaciones no tienen el potencial verdadero de triunfar, porque solamente puedes triunfar con la persona que está destinada a estar a tu lado. Plantea también, de manera intrínseca, que tú tienes de poca a nula responsabilidad en encontrar al “amor de tu vida”, porque se afirma que llegará, como por arte de magia. Es ser iluso, y muy cruel con uno mismo.
¿Qué pasa con la novia que se casó tan feliz y enamorada y dos años después se encuentra divorciada, sola, abandonada y desilusionada? ¿Acaso ella debería de creer que la esperanza se acabó y que sin él ya no podrá ser feliz? ¿O debería mejor decir, “esta relación no funcionó, por una o por otra cosa, pero aprenderé de esto porque creo en mí y encontraré esa relación que sí funcione”? El momento
en el que ella se diga esto a sí misma, se quitará un peso enorme de encima. Porque no creerá que perdió al amor de su vida, y tampoco creerá que algo está mal en ella. Esta mujer, cuando se diga esto, se levantará, sabrá que cree en ella misma, aprenderá de los tropiezos, y estará plenamente segura de que puede encontrar esa relación y esa persona que funcione bien, evitando errores del pasado.
Por duro que suene, o anti-romántico, el hecho de afirmar o creer que no se puede ser feliz sin una persona específica, por más especial que esta sea, no habla del amor verdadero. Lo que el cine hollywoodense siempre ha pintado como “ese gran amor” es, en realidad, “esa gran dependencia”. Son percepciones equivocadas y torcidas de la realidad que tienen engañadas a muchísimas personas.
Claro está, esto no indica que el ser humano no necesite de complementariedad o compañerismo, porque sí lo necesita. Esa necesidad es la base con la que la raza humana subsiste y se propaga. Satisfacer esta necesidad por supuesto que contribuye a la felicidad de cualquier ser humano, y es por eso que naturalmente el ser humano busca compañía. Lo que hace que mucha gente caiga en el error es el pensar que esa compañía solo puede ser una determinada y específica persona. Es poner demasiada responsabilidad en el destino, en esa única persona que creemos nuestra, y en nosotros, porque si no la encontramos nunca, nunca seremos suficientes.
Carrie lo plantea de manera magistral en Sex and the City, “¿Qué hubiera sucedido si el Príncipe Encantador nunca hubiera llegado? ¿Blanca Nieves habría dormido en el ataúd de cristal para siempre? ¿O eventualmente se levantaría, escupiría la manzana envenenada, conseguiría un trabajo, un plan de atención médica y un bebé del banco local de semen?”
Es muy ingenuo creer en el clásico cuento de hadas, en cierto sentido, porque el “felices para siempre” es algo que cada quien tiene responsabilidad de construir al lado de alguien más, no algo escrito en las estrellas. Incluso si encuentras a una persona “perfecta para ti”, ¿ya todo está solucionado y todo es perfecto y el destino te ha alcanzado? Es mucho más realista y sensato aceptar que cuando estás en una relación, la felicidad en pareja se construye poco a poco, con esfuerzo de ambas partes e interés mutuo. No es tan fácil ni tan ilusamente sencillo como “ha llegado esa persona y ya todo está bien”. Piensen bien y analicen lo que creen, ya que el amor como muchos lo esperan, es un arma de dos filos. RL
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